UNA ACTITUD FRENTE A LA MÚSICA INFINITA. 
Intervista di David Romero
Salamanca, marzo 2011

 

Estamos en una furgoneta azul camino de Salamanca, donde Enrico Pieranunzi, en solitario, protagonizará el primero de los cuatro conciertos del ciclo Dias de Jazz, en el marco del festival universitario Cultura en Curso.Una revisión de lo que hay escrito sobre usted basta para percibir con claridad que existe un lugar común bastante extendido sobre su música, que afirma que es usted algo así como el Bill Evans europeo, o en cualquier caso un pianista influenciado por Evans de manera muy determinante. ¡Claro! Al principio, Bill Evans fue una de las influencias, una entre muchas, y no sólo de pianistas: Chet Baker, Art Blakey, Charlie Parker, Lee Morgan...y también claro: Bud Powell, Horace Silver, Oscar Peterson. Y sí, entonces hubo un periodo en el que realmente me centré en Evans, a mediados de los ochenta. Una de las razones por las que la gente me asocia tanto con él es porque solía trabajar mucho en trío, con Marc Johnson y Joey Baron. Pero lo cierto es que después de ese periodo me emancipé, sobre todo por la manera de componer. Mi manera de componer es completamente "no-americana", muy inspirada en la música clásica y algunas otras cosas, como la música popular italiana en sus diferentes vertientes tradicionales.Eso resulta comprensible si se atiende a las primeras etapas de su carrera; sin embargo, si uno escucha sus últimos discos advierte un estilo bastante emancipado de esa influencia, por no hablar de proyectos musicales orientados de manera muy diversa... ¿no es así?Lo de Bill Evans es un lugar común que me tiene ya un poco aburrido. Por otro lado me llama la atención que nadie se haya fijado en cuánto me ha influido el estilo de Chick Corea... en cualquier caso, las influencias en jazz no son cosas malas, son algo normal; algunas de ellas pueden ser muy poderosas (piensa en los miles de saxofonistas influenciados por Coltrane...), pero nunca son un problema. Lo importante es tocar buena música y tratar de ser original.En una entrevista publicada en un medio español en 2004 se recogían unas declaraciones suyas que resultaban contundentes: decía usted que el jazz norteamericano estaba estancado y que todo lo interesante ocurría ya en Europa. ¿Mantiene esa opinión?En esencia, sí. Me refiero a que los músicos europeos han hecho una contribución muy importante en términos de composición. Por supuesto, el jazz americano tiene una tradición muy sólida, pero desde mi punto de vista europeo a veces encuentro parte del jazz americano un poco predecible y repetitivo. Los americanos son grandes músicos, pero los europeos estamos más liberados de esa tradición en particular. Nosotros tenemos otra tradición, la de la música clásica, y nos sentimos menos cerca de las raíces del jazz. Yo empecé como un intérprete bastante bebop, así que no soy un buen ejemplo, pero existen otros muchos músicos -Jan Garbarek o Richard Galliano, por ejemplo- que se alimentan de otras raíces. Lo que quiero decir es que el jazz europeo dispone de más libertad, más variedad y más apertura mental a la hora de componer.¿Cree que es el marketing y toda su industria lo que otorga al jazz americano la preponderancia que parece tener en el mundo?Creo que cualquier producto musical americano está siempre respaldado por una potente concepción de mercadotecnia. Cuando yo era un muchacho, solía comprar discos de jazz americano. En aquel momento no había muchos músicos de jazz en Europa, ni muchas compañías discográficas. En aquel tiempo el mercado americano ya era muy fuerte, exportaba mucho al resto del mundo. Los americanos no hacen prácticamente nada sin pensar en el impacto económico que tendrá...lo cual está bien, no hay problema...pero durante décadas, digamos casi hasta los años ochenta, Europa ha sido principalmente importadora, no exportadora, de música. Ahora las cosas están cambiando y durante los últimos veinte años la escena europea se ha enriquecido con buenos músicos y buenas discográficas que pueden competir con las americanas... aunque las americanas siguen siendo más fuertes. Por supuesto que hacen buena música en Estados Unidos, pero la razón por la que tiene tanta visibilidad es el gran apoyo de la mercadotecnia en todos los ámbitos. Internet proporciona a los músicos y a los creadores en general una gran capacidad de promoción y una multiplicación de las posibilidades de difusión. Y a los aficionados nos ofrece un acceso casi ilimitado a la música disponible...¿tiene usted alguna opinión sobre este fenómeno?Sí que la tengo. Creo que todo esto es buenísimo para el jazz (). Porque, no sé como será en España, pero te aseguro que en mi país no hay absolutamente nada de jazz ni en la radio ni en la televisión. Nada de jazz. El proceso empezó a finales de los 90, y en los últimos diez años el jazz ha sido paulatinamente eliminado de esos medios de comunicación. Lo de Internet es fantástico porque ofrece mucha visibilidad, en especial entre la gente joven, que de repente tiene acceso a las webs de los músicos, a información sobre agendas de conciertos, a tiendas de discos on line, o a YouTube para ver actuaciones interesantes, o material más antiguo... así que mi opinión es que Internet es básico para mantener el jazz vivo.Hablemos de uno de sus últimos discos: Live at Birdland, con su Latin Jazz Quintet (CamJazz, 2010). Usted ha reconocido en diversas ocasiones sus influencias como intérprete y compositor de jazz... pero, ¿Cuáles son sus influencias principales en el latin jazz?Una de ellas es precisamente Chick Corea. Como ustedes sabrán, Chick estuvo siempre muy influido por la tradición española...y no sólo española, sino hispanoamericana. También me han gustado mucho, desde siempre, las big bands cubanas: Tito Puente, Machito... De hecho, creo que cuando hablo de música latina me refiero principalmente a la música cubana. Hay un pianista cubano que me encanta, Gonzalo Rubalcaba.Precisamente iba a preguntarle por él...Pues me gusta mucho. Tiene una carrera muy interesante: empezó como un virtuoso, con gran formación clásica, lo cual le da un toque muy especial, un sentido especial de la armonía...pienso que es un gran artista.Corríjame si me equivoco, porque es sólo una opinión, pero he advertido dos tendencias, dos efectos opuestos en este disco. En algunas piezas, como la titulada Danza 2, su personalidad musical europea -por decirlo de alguna forma- se sobrepone al estilo latino que pretende el disco, anulándolo un poco. En otras, como Danza Nueva, su estilo se flexibiliza más y se adapta mejor a las exigencias rítmicas, armónicas y melódicas del latin jazz. ¿Me equivoco?Yo diría que sí: al menos yo no estoy de acuerdo. Precisamente en Danza 2 hay un poco de McCoy Tyner... y la composición y el tono general de la pieza están más cerca del estilo de Horace Silver... no creo que mi estilo haya ejercido demasiada influencia en esa pieza en particular. Para mi, quizá, la pieza más europea del disco es Choro del infinito hombre, por las armonías y tal... pero en este proyecto, lo de latin jazz no debe ser entendido de una forma exacta, ya sabes, como el intento de conseguir un perfecto estilo cubano... No, es más bien una actitud tipo ´de acuerdo, vamos a divertirnos de esta manera´. Yo tengo pasión por esta música y quería escribir algo que de alguna forma pudiese ser considerado latin jazz, es decir, mi interpretación de la música latina.Además de por Gonzalo Rubalcaba, también quería preguntarle por Bebo Valdés y por Chucho Valdés.Me encantan también esos dos pianistas. De hecho están entre los que me han influido más en mi acercamiento a la música latina. Es decir, mi camino de aproximación principal es Chick Corea (la parte "española" de Chick Corea, la de cuando tocaba con Cal Tjader al principio de su carrera. Aquella era una verdadera banda latina...), pero me encanta la musicalidad de Chucho Valdés. También me gusta Eddie Palmieri.Revisando material periodístico he notado que la crítica suele tratarle muy bien...Oh, no siempre (risas), pero está bien. Generalmente me han apoyado mucho.¿Es eso importante para usted?Bueno, sí. Puede ser importante, o puede ser menos importante... a veces lo ha sido... en fin: ésta es una buena pregunta. Yo creo que para mi, incluso últimamente, lo verdaderamente importante ha sido mi relación con el público. Respeto a los críticos, por supuesto es bueno cuando dicen: "este disco es bueno, este pianista toca muy bien", pero también es muy importante la relación con el público. Me refiero a que para mi es importante que a la gente le gusten mis piezas y mi forma de tocar. Y si en alguna ocasión a la gente le gusta y a los periodistas no, yo estaré satisfecho en lo importante. En cualquier caso, generalmente los periodistas me han apoyado mucho: ese reconocimiento es importante, y yo lo agradezco. Lo que más me ha gustado es notar que durante los últimos... digamos... quince años, se haya dado una importancia muy significativa a mi trabajo de composición. Mi forma de tocar se mezcla con mi forma de componer, y que hayan notado eso, que hayan reconocido la personalidad particular de mi estilo y lo hayan reflejado es muy gratificante para mí, y para cualquier músico de jazz.¿Qué música le tiene ocupado actualmente?Pues sobre todo mis propias composiciones. Por ejemplo, lo que voy a tocar hoy se compone al noventa por ciento de cosas mías... aunque tal vez toque un par de standards, pero muy a mi manera. Siempre estoy buscando algo nuevo. De hecho, ahora me dedico bastante a componer música clásica, música de cámara. Mi próximo trabajo (esto es un anticipo) será una extensión, una continuación de mi proyecto sobre Scarlatti, que saldrá en abril. Se llamará 1685, que es el año en que nacieron Scarlatti y Händel. La estructura de interpretación e improvisación será la misma que en el disco anterior. Y en general trato de conocer cosas nuevas y componer mucho. La música es interminable, es un océano infinito en el que me gusta nadar: ésta es mi actitud ahora.¿Y qué música escucha sólo para disfrutar, sin motivos profesionales?Escucho muchísima música clásica. Y jazz contemporáneo, lo nuevo. También estoy escuchando cosas clásicas, ya sabes, ahora Prestige ha sacado unas colecciones a muy buen precio y a veces me compro diez o quince discos juntos... Sonny Rollins, Coltrane, lo que sea. Y también me interesa mucho Sting. ¿Te sorprende esto?No del todo. Es un gran músico.Y yo soy muy curioso. De la misma manera que mi producción es muy variada (piano solo, dúos, tríos, quinteto latino, música clásica...), lo que escucho también lo es. Me gusta cambiar.¿Y algún otro proyecto nuevo?Sí, estoy formando mi nuevo trío americano. Acabo de estar en Nueva York hace dos semanas con ellos, Scott Colley (bajo) y Antonio Sánchez (batería). CamJazz me está respaldando mucho con este proyecto; mi intención es tocar mucho con este trío. Y próximamente también estaré tocando con otro nuevo trío europeo formado por Dre Pallemaerts (batería) y Clemens van der Feen (bajo)... ¡vaya, mira, esto debe ser Salamanca, ya hemos llegado!

© Cuadernos de Jazz, 2011

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